
La obra, que es la más cara realizada en Brasil, integra el plan de Petrobras para aumentar la capacidad de refinación nacional, de modo que ésta acompañe el crecimiento de la producción petrolera del país.
La empresa cuenta con 11 refinerías en todo Brasil, además de cuatro en el exterior y cinco en construcción en territorio nacional. Con estas últimas, la compañía espera sustituir las exportaciones de petróleo crudo por las de productos refinados.
Con sus once refinerías, la más moderna de las cuales fue inaugurada en 1980, Petrobras es capaz de refinar 1,9 millón de barriles diarios, volumen suficiente para atender la demanda nacional por derivados, que es de 1,8 millones de barriles por día.
Pero la empresa cuenta con que la extracción nacional de petróleo aumente de 2 millones de barriles diarios en la actualidad a 3,3 millones en 2015, con el crudo proveniente de los yacimientos «pre sal», de gran profundidad.
Para tratar de igualar el crecimeinto de la refinación con el de la producción, Petrobras construye otras cuatro refinerías, además de la de Maranhao.
En Ceará, una unidad con capacidad para refinar 300.000 barriles diarios depende sólo de la definición del terreno para que se inicien las obras.
En Pernambuco, ya están en marcha las obras de otra refinería, de 200.000 barriles, en sociedad con la venezolana PDVSA.
El Complejo Petroquímico de Rio de Janeiro, en plena construcción, tuvo su proyecto modificado para que alcance la capacidad de 300.000 barriles diarios, y el menor proyecto, en Rio Grande del Norte, debe procesar 100.000 barriles.
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