
En la actualidad la cuenca se halla moderadamente explorada considerando la relación entre número de pozos perforados y superficie total.
El resto de la cubeta se encuentra en un estadio inicial, fundamentalmente en lo referente a niveles estratigráficos localizados a más de 3.500 m de profundidad.
Marco Tectónico
La Cuenca Mesozoica comienza a desarrollarse a partir del Jurásico inferior, con depósitos de origen volcánico que se acumulan en depocentros discontínuos generados a partir de una fase tectónica tensional que afectó a rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas de edad paleozoica superior y triásica.
Ya durante el Jurásico, se produce en un amplio sector del oeste de la República Argentina la depositación de sedimentos marinos que encuentran en este ámbito una marcada depresión a través de la cual se expanden en dirección oriental.
A partir de ese momento el relleno sedimentario se caracteriza por una notable ciclicidad definida por la presencia de sedimentos marinos y continentales en forma alternada; situación que perdura hasta el Terciario.
Estratigrafía
Los depósitos que rellenan la cubeta Neuquina, pueden subdivirse en tres grandes ciclos sedimentarios: «Ciclo Jurásico», «Andino» y «Riográndico», separados por discordancias de carácter regional. A su vez dentro de cada evento ha sido posible identificar discontinuidades de menor rango temporal.
La denominación de «Ciclo Sedimentario Jurásico», adquiere un sentido restringido respecto de su extensión original, ya que abarca desde el Hettangiano hasta el Oxfordiano superior inclusive (Discordancia Intramálmica). Dicho intervalo puede ser subdividido en dos subciclos denominados «Cuyano» y «Loteniano-Chacayano».
El Subciclo Cuyano abarca la totalidad de los depósitos entre el Hettangiano y el Caloviano medio. Está constituido por niveles clásticos de ambiente continental (Formaciones Punta Rosada y Challaco) y marinos (Formaciones Lajas y Los Molles), de plataforma talud y cuenca respectivamente; durante este subciclo la máxima expansión del mar ocurre en tiempos del Pliensbaquiano; posteriormente el área de sedimentación marina comienza a retraerse para culminar con un período de restricción durante el cual se produce la depositación de los niveles evaporíticos de la Fm. Tabanos.
Mediante contacto discordante (Movimientos Intercalovianos), aunque sin relación angular manifiesta, se produce la depositación del Subciclo Loteniano-Chacayano. El mismo está constituido por sedimentos clástico – carbonáticos (Formaciones Lotena y Barda Negra) que representan un ciclo transgresivo – represivo. Finalmente remata con un potente espesor de evaporitas de hasta 350 m (Formación Auquilco).
Cuadro estratigráfico Cuenca Neuquina (Jurásico y Cretácico) – Ver Columna Estratigráfica al inicio del post
Esta primera ingresión (Fm. Vaca Muerta) representa la máxima expansión del mar durante esta etapa configurando a grandes rasgos una megasecuencia regresiva; el importante volumen de sedimentitas carbonáticas acumuladas indican una relación de equilibrio entre subsidencia y sedimentación que culmina con depósitos marinos someros (Formaciones Loma Montosa y Quintuco).
Luego de un importante descenso del nivel del mar producido como consecuencia de los movimientos Intravalanginianos se deposita en los sectores más deprimidos una litofacies clástica continental conocida como Fm. Mulichinco. Sobre la misma se produce una nueva ingresión marina durante el Hauteriviano (Formaciones Agrio – Centenario) que puede subdividirse en dos secuencias progradantes separadas por un episodio continental (Miembro Avile), producto de un importante descenso del nivel del mar de carácter regional.
Finalmente, el Ciclo Andico se completa con sedimentos continentales, marinos someros y evaporitas de las Fms. Huitrin y Rayoso de edad aptiana – albiana.
En la base del Cretácico superior, se produce una nueva fase de deformación de gran intensidad (Movimientos Intrasenonianos) que reactiva viejas líneas de debilidad y origina importantes cambios paleogeográficos en la cuenca.
Luego de este diastrofismo se desarrollan los depósitos del Ciclo Riográndico constituidos por una entidad inferior de carácter continental (Grupo Neuquén), que abarca el Cretácico superior y la restante con importante participación marina generada entre el Maastrichtiano y el Paleoceno.
Finalmente el relleno de la cuenca se completa con un complejo volcánico – piroclástico que alterna con sedimentos continentales, que abarca el Terciario medio y superior hasta el Cuaternario.
Estructura
De acuerdo a sus rasgos estructurales la Cuenca Neuquina puede subdividirse en dos grandes sectores: «Area Andina» y «Area del Engolfamiento».
El Area Andina se caracteriza por una intensa deformación de la cobertura con amplios anticlinales y sinclinales elongados y afectados por falla de flancos, de arrumbamientos predominantemente meridianos. Se desarrolla en las proximidades del arco volcánico y coincide en líneas generales con las posiciones más profundas de cuenca de la mayoría de los ciclos sedimentarios que colmatan la cubeta.
El Area de Engolfamiento, posee un estilo tectónico distinto cuyo modo de deformación predominante implica dislocaciones de basamento con intensidad decreciente hacia el borde de cuenca y suaves arqueamientos de la cubierta sedimentaria. Se observa una importante influencia del basamento sobre todo en los sectores adosados al macizo Norpatagónico y al sistema de la Sierra Pintada.
Geología del Petróleo
La columna estratigráfica de la cuenca cuenta fundamentalmente con tres secciones con marcadas condiciones oleogenéticas: Formaciones Los Molles, Vaca Muerta y Agrio, que en algunas zonas exceden en conjunto los 2.800 m de espesor.
Los hidrocarburos generados en ellas se alojan en los más diversos tipos de trampas en la mayoría de las unidades litoestratigráficas descriptas.
En la actualidad, la gran mayoría de las trampas estructurales ya han sido prospectadas. Resta aún desarrollar más intensamente la exploración de trampas estratigráficas o combinadas. Desde este punto de vista la cuenca ofrece muy interesantes perspectivas dada la ciclicidad que caracteriza a su relleno, posibilitando la existencia de importantes cambios de facies, capaces de generar entrampamientos dentro de prácticamente todas las unidades citadas.
Cabe destacar que el sector Andino se encuentra escasamente explorado y otro tanto ocurre con los niveles profundos.
La Fm. Quintuco – Vaca Muerta, es la unidad que ha brindado el mayor volumen de hidrocarburos líquidos extraídos hasta la fecha, de facies carbonáticas depositadas en ambientes sabkha, lagunar y plataforma proximal. De menor magnitud resultan los volúmenes de hidrocarburos líquidos recuperados en secciones clásticas fluvio – deltaicas y fluviales de las Formaciones Lajas, Challaco y Tordillo, infrayacentes todas ellas a la Formación Vaca Muerta que actúa como roca madre y sello.
Ejemplos clásicos de entrampamiento estratigráfico lo constituyen los yacimientos de Puesto Hernández (petróleo) y Loma de la Lata (gas y condensado). El ejemplo más representativo de trampa estructural lo constituye el campo petrolero de Sierra Barrosa.
Los yacimientos ubicados en el sur de la provincia de Mendoza (Puesto Rojas, Sierra Palauco, Valle del Río Grande, etc) responden a un esquema estructural, con porosidad y permeabilidad secundarias en la zona plegada central. En este sentido, han ido adquiriendo progresiva importancia exploratoria, debido a su excelente productividad, los filones de andesitas terciarias intruidos dentro de las secciones de roca madre de las Formaciones Agrio y Vaca Muerta. Hacia la zona de plataforma hay escasos yacimientos, de importancia relativa menor, de carácter estratigráfico.
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